martes, 7 de julio de 2009

"Modelos"

El otro día luego de un asado entre amigos, en la charla de sobremesa, me surgió preguntarle a una de las chicas que también estudia Comunicación, a quién había votado el pasado 28 de junio en las elecciones legislativas que hubo en nuestro país. Sin dudar me respondió que con orgullo la había votado a Gabriela Michetti. El problema surgió cuando le pregunté porqué la había votado. A partir de su respuesta me surgió la siguiente reflexión:


Las viejas disputas entre izquierda y derecha, a pesar de que hoy en día no sean tan fuertes como algunas décadas atrás, nunca acaban. Pasan los años y los conceptos se modernizan, pero siempre sobre la misma base ideológica. Hoy en día, en la Argentina, la diferencia está marcada por los “modelos” que cada una representa.


La izquierda defiende fervientemente el modelo estatizador: ciertos servicios o empresas tienen que ser manejados por el Estado, aun sabiendo que dan pérdida, pero por lo menos garantizando que la mayor cantidad de ciudadanos de nuestro país tengan acceso a prestaciones de calidad como la educación o la salud. Según mi parecer esas son bases, pilares fundamentales para que a largo plazo las cosas cambien; un lugar, un punto de partida para el desarrollo de nuestra nación. Pensar un país para el futuro, como lo hicieron Moreno o San Martín, con un Estado fuerte y comprometido con el pueblo.

Por el otro lado, la derecha – a pesar de todos los errores del pasado – sigue defendiendo las privatizaciones. Están convencidos que el Estado no dispone de los recursos necesarios para costear servicios de calidad, por lo tanto creen que la solución es recurrir a capitales privados.
El problema principal radica en que estos capitales privados, cuando invierten buscan obtener por cualquier medio y a cualquier costo, ganancias. Mientras que el Estado, a diferencia, no busca ganancias sino poder satisfacer las necesidades básicas de sus ciudadanos, por más que generen déficit.
Esto no termina aquí: cuando una empresa invierte en algunos de estos servicios, mediante previa licitación, el Estado le asegura un mínimo margen de ganancias. Si la empresa no alcanza ese mínimo preestablecido el Estado se lo reintegra mediante subvenciones. Este proceso genera focos de corrupción terribles:
A) en primer lugar hay que tener en cuenta como fue el mecanismo de licitación pública que le da la concesión a determinada empresa. Cuando vemos las privatizaciones de la década del ’90, la mayoría son muy cuestionadas y de dudosa elección (empresarios amigos o con intereses comunes al poder político de turno).
B) las subvenciones asignadas por el Estado también son cuestionadas muchas veces de acuerdo a los montos y al origen y destino de los fondos.
Si la empresa es muy ambiciosa y su personal dirigente tiene sueldos demasiado elevados, progresivamente invertirán menos, darán un peor servicio y básicamente, dejarán de cumplir el contrato. Con los años se comenzará a ver el detrimento a causa de la falta de inversión, pero ya será demasiado tarde: se habrá perdido dinero y calidad en ese servicio y costará mucho trabajo recomponerlo (EJ: ferrocarriles). A largo plazo, el sistema se encontrará absolutamente deteriorado y habrá que comenzar el proceso nuevamente.

Cabe aclarar que no estoy haciendo suposiciones de lo que podría pasar, sino un análisis superficial de acuerdo a los hechos históricos recientes. En los años ’90 el modelo neoliberal privatizador nos dejó claras muestras de los grandes perjuicios que trae su implementación del cual aun hoy seguimos viendo sus consecuencias y no hay prácticamente ningún culpable condenado por la justicia. Se podría decir que sus políticas económicas “vaciaron” el país. También es importante destacar que las personas que hoy están en el poder (como Macri o De Narváez) estuvieron muy cerca del poder político que dominó la década pasada. La familia Macri formó parte de empresas que su licitación fue dada por el gobierno de Carlos Menem. ¿Casualidad? ¿Coincidencia? Honestamente no lo creo. De Narváez, entre otras cosas, apoyó directamente a Menem en las elecciones presidenciales del 2003. Esta derecha formada por empresarios ambiciosos que buscan llegar al poder para hacer negocios con plata del Estado e incrementar su fortuna, realmente me da miedo.
Dejaremos para otro apartado el análisis de las consecuencias de la implementación del modelo privatizador con algunos ejemplos clarificadores, aunque una persona con cierto nivel de educación y objetividad puede darse cuenta de los efectos perjudiciales que tuvo (como por ejemplo el aumento de la brecha entre ricos y pobres y el alto nivel de desocupación).

Este texto no es una defensa de la izquierda, sino más bien una crítica puntual de un tema que se está hablando mucho últimamente y del cual la derecha, que cada vez toma más fuerza en nuestro país, hace bandera permanentemente.

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“La habilidad para recordar distingue al hombre. Somos la única especie preocupada por el pasado. Nuestras memorias nos dan voz, atestiguan la historia para que otros puedan aprender, así poder celebrar las victorias y estar advertidos de nuestros fracasos.”

El modelo privatizador, según los hechos descriptos, claramente fracasó. Es hora de tomar nuestra responsabilidad como ciudadanos y hacer escuchar nuestra voz, para no volver a cometer los mismos errores del pasado y que unos pocos no se queden con nuestro presente y mucho menos con nuestro futuro.